sábado, 13 de marzo de 2010

Las primeras investigaciones y el pueblo Lacanter


Mi investigación en las tierras de Krizalis empezó con una anécdota que involucró mi vida y una reliquia muy sagrada para una tribu de nativos.

Soy un investigador, viajero y arqueólogo de estas viejas tierras. Mi nombre es muy reconocido dentro de muchos pueblos de Krizalis, en especial entre los grandes reyes y científicos del lugar.

Todo comenzó en uno de mis viajes, estaba trabajando en un libro intentado descubrir la naturaleza de los lacanters, una tribu de seres humanoides con rasgos de lagarto. Estos viven en pequeños pueblos, dentro de los bosques más espesos. Suelen pintarse los rostros y sus cuerpos con pintura de batalla. Por alguna razón están siempre armados.

Un día llegué a un pueblo lacanter que estaba destruído, no sabía que había pasado, pues estos seres son muy feroces en batalla, y nunca suelen abandonar sus pueblos; en ese momento pensé que había descubierto un nuevo comportamiento de ellos, pero no era así, habían sido eliminados por otra tribu o algun animal salvaje, de repente ocurrió una guerra entre las familias. Fue así que guardando bien mis cosas, saqué una navaja y me adentré en aquel pueblo. Buscando dentro de las construcciones, encontré una figura muy curiosa, era una estatuilla dorada, con la forma de una mano, parecida a la de un lagarto, quizá era de un lacanter. La guardé en mi bolso, y rápidamente me largué del lugar.

Continuando mi búsqueda en los espesos bosques, empecé a escuchar unos ruidos, eran gritos, como si fueran quejidos dentro de mi mente.

Esa noche no pude dormir, cada vez que cerraba los ojos me veía a mi mismo morir en manos de esas criaturas. Era como si ellos estuvieran atormentándome y tratando de seguirme. No tuve otra opción mas que permanecer en el bosque con mi fogata encendida, mirando como lentamente se consumía la leña, y cómo los insectos volaban por mi cabeza, intentando alimentarse de mi sangre.

De pronto, uno de estos seres apareció frente a mi, parecía un guerrero, pero él era diferente, tenía los ojos en blanco, como si estuviera en trance, portaba una gran armadura, un sable y pintura de guerra en los brazos y en la cara. Se me acercó y en su extraño lenguaje me habló. Traté de entenderle pero cada vez parecía molestarse más. Entonces intenté huír, pero fue inútil, el saltó y rápidamente me alcanzó, puso su sable en mi pecho y empezó a gritar, yo no sabía que hacer. En ese momento la fogata se apagó, y sólo podía ver sus brillantes ojos en la oscuridad y el color rojo vivo de la leña que lentamente se oscurecía. Mi respiración se aceleraba y empezaba a sudar, mi mente estaba tan confundida que podía sentir el dolor del sable atravezando mis entrañas. Segundos después, el guerrero volteó al cabeza, dirigiendo la miraba hacia mi bolso, se acercó a él, y sacó la reliquia que tenía dentro. Solo me quedó mirarlo atónito, viendo el detalle de su armadura, los rasguños de batalla que tenía, y la mirada de satisfacción que tuvo al ver la reliquia a salvo, creo que por eso me perdonó la vida.

Esa anécdota hizo que me interese más en el estudio de los lacanter y sus civilizaciones, cosa que me llevó a descubrir dentro de mis otros viajes datos muy interesantes.
Al parecer la raza de los lacanter no es tan distante a la nuestra, tienen pueblos, civilizaciones, un idioma, y hasta un régimen de gobierno.

La reliquia que encontré ese día es lo último que queda de la estatua de Lardas, la divinidad de los lacanter.

Según las leyendas, Lardas fue un gran guerrero, un conquistador y era el más fuerte de la civlización lacanter. Era casi como un semidios, y fue tan odiado por los pueblos enemigos que recibió una maldición que convirtió su cuerpo en oro el día de su muerte,y se dijo que traería la discordia y despertaría el rencor entre su gente. Cosa que sucedió y que posteriormente terminó en la separación de los lacanter y en la conformación de las tribus que son ahora.
Las constantes batallas entre las tribus lacanter por poseer la estatua, terminaron destruyéndola, dejando solamente la mano de Lardas.
Al parecer, esta reliquia es lo único que los últimos heroes lacanter pueden usar para regresar la paz en sus pueblos...


(Exraído del diario de Mirós: 128)

3 comentarios:

  1. Sta interesante el relato Jd, buena chamba para el tiempo en que lo hiciste

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  2. Ta bien ah.. y los nombres tan chvres
    este vendria a ser el inicio del diario de Miros, sobre su aventura investigando a los lacanters y su primer hallazgo sobre la mano de lardas, bacan tio.. esperare el 2do capitulo.. aver k mas descubre este brother XD... ta chvre JD

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  3. :O la historia esta muy buena, ya quiero leer la segunda parte!, suerte y saludos JD.

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